Luego de contarles mis primeros días en la ciudad de Quebec, continúo mi relato para contarles una partecita de lo que he vivido y visto en estos tres primeros meses en Quebec.
1. La llegada desde nuestro país de origen.
1.1 Lo inicial, lo básico
Uno llega aquí a Canadá/Quebec con muchas ilusiones, y con ganas de trabajar al otro día de haber llegado; muchos/as con necesidad de enviar dinero rápido a Colombia porque dejaron deudas allá, o su familia necesita su apoyo, etc…
Pero uno aquí se da cuenta que por mucho que uno quiera, al otro día no puede trabajar, pues como recién llegado (si uno quiere de verdad integrarse y defenderse) hay que ir a las reuniones de orientación del ministerio de Inmigración (que son BIEN IMPORTANTES y NO ES RECOMENDABLE PERDER), porque hay que establecerse bien, porque hay que conocer la ciudad antes de saber qué hacer, porque hay que hacer las vueltas del seguro médico provincial, sacar el NAS/SIN, porque hay que ir a mercar, porque hay que cambiar algunos de los dólares que trajimos, abrir la cuenta de banco, hay que inscribirse en el curso de idiomas, por que hay que ir a reuniones o citas de guía en ONGs, etc…
Uno quiéralo o no termina apenas de hacer las vueltas iniciales luego de 1 mes de haber llegado, por lo poquito. O sea que aquí es donde uno empieza a ver qué tan importante es el dinero que uno trae ahorrado, y lo que firmó en el contrato de autonomía financiera (Quebec), y/o el dinero que debió declarar (Federal). Uno debe rendir por mucho rato en modo autónomo (digo yo que más de los 3 meses por seguridad), y aquí es donde uno debe demostrar las dotes de buen/a administrador/a.
1.2 El idioma
Cuando alguien llega, se va a dar el totazo (golpe fuerte, para los amables lectores de otras latitudes) con respecto al idioma. Les recomiendo que antes de llegar estén lo mejor preparados que puedan, nada de decir que aquí van a aprender; ese lujo se lo dan «los que pueden» o los que vengan con mucho dinero para sostenerse (en fin… hay tantos casos como personas). Para una persona inmigrante como trabajador calificado, para que le vaya realmente bien, y que eso se vea rápido, le digo que aquí se viene es a perfeccionar el idioma, no a aprenderlo.
1.2.1 El idioma al inmigrar:
Primero uno va a ver en el avión una suave introducción al bilingüismo canadiense, y cuando llega al aeropuerto y es recibido en inmigración y aduanas de Toronto verá que deberá casi siempre hablar en inglés, pues pocos son los francófonos. Igual, uno a veces viene tan asustado o trasnochado del vuelo (por lo menos yo) que aunque sepa uno u otro idioma va a hablarlo con inseguridad, o las caras de los agentes puede que se la infundan (dependiendo con quién le toque a uno). En mi caso, dominaba los dos idiomas pero estaba tan en shock que me pusieron una señora que trabaja allá para traducirme al español, esto en inmigración. En la parte de aduana ya fuera del shock inicial, sí me tocó hablar en inglés y la muchacha fue muy amable.
1.2.2. El idioma haciendo los primeros trámites:
¡Otro choque! ¡Bendito sea mi Dios! ¡Virgen María Santísima, ¿a dónde vine a parar ‘omee?!
Llegué pensando en francés de Francia, y acordándome de los cientos de horas que escuché Radio-Canada y varias emisoras de pueblos del Quebec en su acento natal, y me encuentro con que al comprar la tarjeta del bus no le entiendo nada a la muchacha que me atiende. Es fin de mes y detrás de mi hay una larga fila de personas ¡y yo tengo parada la fila porque no entiendo!. Definitivamente me sentí como un zapato empantanado… ¿qué hagooooo?. En fin, me hice por lo menos entender por señas pero quedé sorprendido de ver de qué me servía el francés que aprendí… ni siquiera atiné en decir algo concreto en mi francés de Francia. Necesitaba más seguridad personal, sobre todo seguridad en el idioma que aprendí, y aprenderlo mejor.
Bueno, ya habiendo pasado un poquito la depresión y el choque causado por episodios como el anterior (que incluyó el de la compra de mi computador), me puse a estudiar de nuevo la francisación en línea y varios cursos gratuitos de Internet, sobre todo en la parte verbal. Fortalecido, me decidí a volver al ruedo con más ánimos.
Asistí a los 4 medios días de acogida que dicta Immigration Québec, lo cual me permitió tener el primer contacto de larga duración con este dialecto de la lengua francesa. Allí me di cuenta que yo no estaba tan mal, pero también que los conferencistas hacían el esfuerzo de estandarizar su forma de hablar. De esta forma me sentía nuevamente más en confianza, y en las charlas conocí varias personas interesantes de varios países, mis primeros amigos con los que utilizo el francés como única lengua para entendernos.
La enseñanza: A pesar de las innumerables horas de estudio del idioma, debí haberme entrenado y estudiado más en francés desde Colombia. Qué pesar que por estar con tantas ocupaciones antes de emigrar no puede, y que además es costoso, pero debí haber tomado el curso en la Alianza Francesa luego de haber recibido el CSQ. Igual aquí me lo hubiera rembolsado el Ministerio de Inmigración.
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Adelanto del Segundo Capítulo:
Empezando a buscar trabajo… ¿en el área que yo estudié en mi país?
Ay, qué cosa… es mejor bajarme de la nube antes que me caiga, sí, es mejor.
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